Restaurante Salvadora, Villena (Alicante)

por paco
Turismo gastronómico Villena Cocina mediterránea

De excursión por Villena, se hizo la hora de comer, preguntamos a la guía del Castillo de Villena y nos indicó algunos lugares. Estas recomendaciones a veces son bastante arriesgadas, tanto por parte de quien las hace, como por parte de quien las pide, ya que ni unos ni otros conocen los gustos culinarios o gastronómicos de los demás.

fachada extracto de la carta Finca Elez ensalada de mollejas y almejas relleno solomillo Salvadora careta de cochinillo tarta de queso

En nuestro caso hubo que hacer una pequeña exploración por los lugares indicados y hubo suerte, tras descartar el primero, nos acomodó el segundo que visitamos.

En este caso fuimos a un restaurante de nombre "Salvadora", en la avenida de la Constitución 96 de 03400 Villena. Teléfono 965800950. Está ubicado en el mismo edificio que el hotel del mismo nombre. La avenida de la Constitución es la arteria principal de entrada a Villena desde Valencia, por lo que es muy fácil de localizar..

Tiene un comedor de considerables dimensiones que puede dividirse mediante una mampara plegable. El espacio es amplio, pero siendo dos nos pusieron en una mesa pegada a una columna, aunque había muchas mesas vacías. Pero es comprensible, seguramente no querían manchar un mantel más grande para dos personas solamente.

El personal es difícil de evaluar, fuimos atendidos por dos camareros y uno mostró mucha voluntad, pero poca preparación y el otro, que sólo nos atendió una sola vez, demostró poco conocimiento del plato que nos estaba sirviendo y bastante autosuficiencia, confundió una infusión de musgo de Irlanda con un jugo de regaliz y después rectificó sin ningún empacho, cuando le dijimos que eso no era lo que iba en la carta,  como si a nosotros nos tuviese que dar igual lo que nos íbamos a comer.

En general el servicio me pareció más habituado a servir bodas que restaurante a la carta.

Como lo que se anunciaba en la entrada nos pareció sugerente nos dispusimos a comer allí.

La carta, está bien estructurada, sobre todo la parte de cocina tradicional y arroces. El resto tratado con mucha originalidad.

En cuanto a los vinos, hay una buena representación de los de la zona y muchos Riojas y Riberas del Duero. Nos pedimos un Manuel Manzaneque de Finca Elez. Crianza de tempranillo, cabernet sauvignon y merlot. Nos pareció un vino muy conseguido, con una apariencia muy atractiva, en cuanto a color y densidad. La complejidad aromática muy interesante, que evolucionó muy bien a lo largo de la comida, mostrando aromas torrefactos al final, como cacao amargo, y aromas de la fermentación maloláctica, que unido a los anteriores recordaban al caramelo de toffe.

Pedimos de entrada las susodichas navajas al "natural" con infusión de musgo de irlanda. Estas navajas estaban tan al "natural" que resultaron difíciles de terminar, ya que sabían demasiado a crudo. Con respecto a la infusión de algas, resultó bastante neutra. Desde luego de regaliz no me pareció, ni olía ni sabía a la raíz de regaliz.

Después tomamos una ensalada con mollejas salteadas y almejas con vinagreta de arroz. Este plato resulta extraño por la combinación de mollejas de cordero con almejas. Lo comimos a gusto.

En tercer lugar comimos un plato típico de la zona, "relleno villenero". A pesar de su adjetivo, se elabora en toda la zona colindante de Albacete, Alicante y Valencia. Son albóndigas de carne con miga de pan y cocidas en caldo. El relleno de la zona de Almansa y Ayora me gustan algo más, en el de Villena encontré exceso de miga de pan..

Como platos principales pedimos un solomillo de ternera al estilo salvadora. Salió bien elaborado, en su punto, como se había pedido y acompañado de una salsa que lo acompaña muy bien. También pedimos careta de cochinillo con erizos y manzana. En este plato vuelve a aparecer la combinación de tierra y mar. El erizo era una salsa que acompañaba a la careta pero sin casi sabor a mar y las manzanas eran unas semiesferas verdes de gelatina. Pero la careta estaba muy buena y tierna.

De postre tomamos una tarta de queso con persimon escarchado. El persimón, conocido también como saroni, es el caquí de consistencia dura que se comercializa desde hace pocos años.

La comida, a pesar de los detalles que he señalado, fue satisfactoria, pero tiene bastantes aspectos que podían hacerla mucho mejor. Me parece que la idea de hacer una presentación de platos muy originales es buena, pero para mi gusto le falta algo de cohesión en los platos. En el caso de las mollejas y las almejas, se ha conseguido, en el de la careta y el erizo creo que no. Lo que sí es muy de elogiar es el apartado de platos típicos de la zona, es un buen sistema de recuperación y actualización de la gastronomía popular.

Ficha de restaurante

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