Dirección G. V. Marqués del Turia, 59. 46005 Valencia. Ocupa los locales del antiguo restaurante José Luis.

Teléfono  963531565

Local espacioso, con la barra en la entrada y unas columnas de ladrillo visto protegidos por una cristalera en cuyo interior se encuentran algunas mesas. El mobiliario es bastante amplio y cómodo, manteles  y servilletas blancas. La iluminación suficiente y la música en un nivel agradable, no molesta al hablar y se oye si hay silencio, además está bien seleccionada. La vajilla es de colores y modelos surtidos, las copas no están mal, mejores que en muchos restaurantes, pero no se pasan, me gustaría saber si para el tinto ponen la misma copa.

El servicio es atento y parece preparado, además de rápido, nos cayó un tenedor al suelo y no me dio tiempo de recogerlo.

La carta de vinos muy estándar, algunos cavas, 4 ó 5, blancos en el mismo número, dos rosados y 20 ó 30 tintos de los habituales de casi todas las cartas. Hay pocas posibilidades para el riesgo o la imaginación. Entre los tintos están representadas las denominaciones mas conocidas, así como entre los blancos. Los precios los normales en la restauración. Lo interesante de este apartado es la posibilidad de tomar algunos vinos por copas, ya podía empezar a implantarse esta costumbre en algunos restaurantes más. ¿Que cuesta tener abiertas cuatro o cinco botellas para toda la clientela y de este modo poder probar mas de un vino diferente, sin tener que pagar una botella entera? Seguro que con servir dos o tres copas de cada botella al día ya la tienen amortizada. Tomamos al inicio, mientras esperábamos la comida, una copa de Martín Codax, albariño de los mas conocidos y que nunca defrauda.
La carta es bastante amplia, con los apartados habituales, ensaladas, entradas, pescados, carnes, pero alguno más exótico que no suele aparecer en muchos restaurantes. Este es uno de los motivos por los que vale la pena ir, para ver como es posible ofrecer una carta más imaginativa sin necesidad de hacer grandes florituras.

Se trata según ellos anuncian de una cocina mediterránea, con ciertas dosis de creatividad.

Para poder probar mas cosas pedimos compartir los platos, encargamos tres platos más el postre. Las raciones eran bastante generosas. Tomamos en primer lugar un "Bocado japonés de atún rojo", una especie de sushi, con aguacate, acompañado de salsa de soja, jengibre en conserva y una buena ración de wasabi, bueno su sucedáneo, el wasabi auténtico lo sirven en muy pocos sitios. Es ese que sube por la nariz y explota en medio del cerebro (ver Wikipedia).

De segundo tomamos un carpaccio de buey, con helado de parmesano, nos gustó bastante, pero el helado debería ser algo menos dulce, nos pareció que contrastaban los sabores demasiado y se apoderaba del buey
Para acompañar a los platos que habíamos encargado nos tomamos un rosado Care, coupage de las variedades Cabernet sauvignon y tempranillo, de Bodega Añadas de Cariñena.


Comentamos lo poco frecuente que es encontrar rosados que no sean monovarietales. 
Se comportó bastante bien con los platos que tomamos, correcto en boca, pero con un pequeño defecto en nariz, un ligero olor a mercaptanos, ese desagradable olor a gas butano o un exceso de contacto con las lías de las levaduras.
En tercer lugar pedimos un tartar de atún con mango. Se nota que me gusta el atún. Estaba bueno, aunque para mi gusto debería ir todo picado más pequeño y sin tanto mango, ya que su fuerte sabor sobresalía en el conjunto.
De postre tomamos un coulant de chocolate que estaba realmente rico

El café nos gusto bastante a los dos. Que pocos restaurantes ofrecen buen café.

En conclusión, un lugar que, a pesar de llevar dos años abierto necesita afinar un poco mas en sus platos, aunque la línea es bastante acertada. Vale la pena repetir para probar alguna cosa más de su imaginativa carta

El precio cuarenta y cinco euros por persona.