Bodega Finca La Emperatriz, Rioja

por paco
Rioja Cata Bodegas vino blanco
De nuevo una reunión en la sala de catas de Bodegas Santander-Beal's, en la calle Alzira número 15, para hablar de vinos alrededor de una mesa rodeado de gente que ama y disfruta con ello. En esta ocasión, gracias a Eduardo, venido expresamente desde La Rioja, vamos a compartir la experiencia con los vinos de la Bodega Finca la Emperatriz, que debe el nombre a su antigua propietaria, que fue la emperatriz Eugenia de Montijo. 060520092131.jpg 060520092127.jpg 060520092122.jpg 060520092129.jpg La finca está formada por una única parcela de 100 hectáreas, algo inusual en la Rioja, en la que predominan los minifundios, muchas pequeñas parcelas de otros tantos propietarios. Esta finca está a 570 metros de altitud, es una de las más elevadas de La Rioja, lo que le hace tener un clima más continental que el resto de la DO. El suelo es muy profundo y muy pobre, pedregoso, lo que hace que el agua filtre muy rápido y muy hondo, lo que obliga a las raíces a crecer mucho para poder conseguir beber. Es un suelo similar a los de Burdeos, Ródano, Toro y Rueda. Estos suelos, con unas cepas de más de sesenta años permite a la bodega obtener unos vinos con unas características peculiares, sobre todo con una gran mineralidad. El primer vino que nos presentó Eduardo fue el Garnacha cepas viejas 2007. Monovarietal. Un vino que no se elabora todos los años, ya que la garnacha madura muy tarde en la parcela donde está plantada, debido a la influencia del clima continental. En concreto las uvas para elaborar este vino fueron vendimiadas casi a finales de octubre, por eso muchos años las lluvias otoñales les hacen perder calidad y ya no aprovechan para el estilo de vino que se quiere conseguir. Este vino se elabora con mucho cuidado, atendiendo a todas las fases con esmero. Se vendimia con cajas de 20 kg. Se mantiene en frío (5º) durante la noche posterior a la vendimia y después se le hace una maceración prefermentativa, para obtener una extracción de compuestos colorantes y aromáticos antes de la fermentación. Después fermenta en barricas de 500 litros abiertas por uno de los fondos, el vino se cría durante 11 meses en estas barricas. El resultado es un vino de color cereza, con un ribete con tonos violetas y una capa media. En nariz resulta muy fragante, con notas de fruta madura (cereza) y flores. En la boca es un vino de entrada dulce, con una buena acidez y un tanino maduro, es goloso y franco. De todos los vinos que se presentaron es el que más me gustó, por su finura y elegancia. En segundo lugar probamos el Terruño 2006. Elaborado con tempranillo, en el que hay un 20% de uvas procedentes de cepas viejas. Este vino a diferencia del anterior es de más regularidad, el tempranillo se da muy bien en Rioja, además al ser de maduración temprana no corre los riesgos otoñales de la garnacha anterior. Se cultiva en espalderas y liras, en una parcela experimental. Con el mismo sistema de cajas para la vendimia, frío y maceración prefermentativa. Pero en este caso la fermentación ya se realiza en depósitos y la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble francés, en las que permaneció entre 13 y 16 meses. El resultado es un vino de color cereza picota, con ribete morado y capa alta. Destacan los aromas torrefactados (empireumáticos) dejando paso en el reposo a la fruta negra madura. En boca se muestra potente, tánico y con peso, resulta bastante equilibrado. Es un vino interesante. Rompiendo un poco los esquemas tradicionales, se nos presentó en tercer lugar el blanco viura cepas viejas 2007, fermentado en barrica. De este se cultivan 10 ha, con la intención de demostrar las posibilidades de la viura en determinadas condiciones. Siempre ha sido una variedad muy denostada. La fermentación se realizó durante 28 días en barricas de roble francés dentro de una cámara frigorífica para mantener controlada la temperatura. La crianza se prolongó durante seis meses, con batoneo. La producción ha sido muy corta, aproximadamente 3.000 botellas. Este vino me gustó tanto como el garnacha. Es un vino de color amarillo pálido, con reflejos metálicos, limpio y brillante, con aromas de frutas blancas, cítricos y lácteos. Con muy buena acidez, entrada dulce, peso en boca y graso. Es un vino muy serio, goloso y con buena estructura y permanencia en boca. Para finalizar probamos un crianza 2005, del cual ya sí se elaboran 150.000 botellas, Es un vino ya más en la línea de los típicos riojas. Se utilizan las variedades tempranillo, en un 90%, garnacha en un 5%, mazuelo en un 2,5% y la blanca viura en otro 2,5%. La utilización de la blanca viura nos explicó Eduardo, para sorpresa nuestra, que es bastante habitual, por tradición, en las elaboraciones riojanas. Se han utilizado barricas, principalmente de roble americano, de primero, segundo y tercer año, es decir nuevas y usadas. Es un vino de color cereza, con ribete azul, capa media. Aromas típicos de la tempranillo a fruta negra madura. Con un paso de boca fácil, con una ligera acidez, muy del gusto de todo el mundo, es un vino sencillo que pretende gustar a mucha gente. Válido para acompañar una amplia variedad de platos. La conclusión para mí fue muy positiva, he visto como en La Rioja también se están haciendo cosas que se salen de la línea clasicista en la que yo había encasillado a las bodegas riojanas. Una grata e instructiva experiencia. Gracias.

Dejar un comentario