Restaurante de cocina típica valenciana con su casa matriz en Benisanó desde hace más de cincuenta años. En Valencia abrieron en el año 2011. El local es amplio, situado a orillas del viejo cauce del río Turia, cerca del Bioparc, luminoso y cómodo.
Su plato estrella es la paella valenciana, pero en la carta tienen muchos más tipos de arroz y alguna “fideuà”. Hay bastantes entradas para elegir, como ensalada de tomate con bonito, jamón ibérico de bellota, “esgarraet”, ensaladilla, croquetas de puchero, cigalas o zamburiñas, etc., unos cuantos pescados y alguna carne, además de varios postres con matices de cocina contemporánea. Hay un menú degustación por 34€.
Yo no pude probar la paella porque iba solo y los arroces son para un mínimo de dos personas, como es costumbre en la gran mayoría de restaurantes. Pero su fama debe de estar muy justificada después de tantos años.
Tienen una abundante y selecta bodega.
El servicio es impecable y muy profesional.
El agua que sirven es filtrada, una forma sana y ecológica de consumir este imprescindible líquido. Un aplauso para ellos.
El pan que sirven es una hogaza de horno tradicional de 400 gr, que va acompañada de tomate natural rallado con aceite de oliva virgen extra. Como iba solo me sirvieron solamente media pieza, lo que fue de agradecer ya que ni esa mitad me pude terminar. Ya lo sé, soy un flojo.
La primera entrada que pedí fue la titaina con pistachos y gambas. Era bastante diferente a la que estoy habituado ya que llevaba bastante pimiento, pero estaba buena.
Como es mi costumbre pedí las patatas bravas de la casa. En carta pone que son las Levante, las de toda la vida. Se trata de medias patatas muy pequeñas, evidentemente muy seleccionadas, con una salsa bastante sabrosa pero poco picante. Me pusieron también media ración.
Como no podía pedir paella, aunque estuve tentado de encargar dos raciones pero como sabía que no me la podría terminar, me decanté por el entrecot de vaca con 30 días de curación. Estaba bastante tierno y con buen sabor. Venía sobre un plato de hierro caliente que lo mantuvo bien atemperado todo el tiempo.
De postre elegí el que me pareció más curioso, el helado de higos frescos de cultivo propio. Sabía bastante a la fruta, me sorprendió y me gustó.
La cristalería es Riedel, en este caso la copa Magnum que es la más versátil y se adapta a la mayoría de los tipos de vino. Según dice el fabricante "Con esta copa se libera el aroma del vino, se resalta la fruta y se equilibran los taninos en los vinos tintos". A mí me fue perfecta. Si te interesa puedes ver mi reseña sobre la cata de copas Riedel aquí.
Predicador es un vino tinto elaborado por Bodega Contador en la D.O.Ca. La Rioja. Es un proyecto personal de Benjamín Romeo, uno de los viticultores españoles más sobresalientes. Está elaborado a partir de la variedad Tempranillo y una pizca de la variedad Garnacha. Después de la vinificación pasa por una crianza de 15 meses en barricas de roble francés de un solo uso previo.
Tiene un color rojo picota con borde violeta, muy intenso y brillante. En nariz destacan frutas rojas y negras, finas maderas y notas especiadas. En boca es potente, fresco y maduro, con volumen, afrutado. Con equilibrada acidez y taninos maduros que aportan estructura y persistencia. Estoy enamorado de este vino.
Una buena experiencia, la próxima vez iré acompañado para probar la paella.