Hay vinos que se te quedan en la memoria, esa que es como un archivo de cosas pendientes y que está esperando el momento de que se materialice el deseo y se convierta en una realidad. Ya sé que no es un imposible, solo es cuestión de encontrar la ocasión y aprovecharla. Hay tantos vinos pendientes de probar y que seguro algunos no llegarán a ser catados por falda de oportunidad. No pienses en vinos míticos, carísimos o difíciles de encontrar, simplemente te hablo de vinos exquisitos, que están al alcance de cualquiera pero que las circunstancias no han propiciado que nos encontremos. He probado muchos vinos, pero hay muchos más que no he probado y esa diferencia se mantendrá hasta el fin de mis días, y mira que me empeño en que no se me escapen muchos, pero los bodegueros están obstinados en que no pruebe ni una milésima parte de lo que producen. Cada año salen nuevos vinos que no sé si llegaré a probar, bueno seguro que la mayoría de ellos no los probaré. Afortunadamente cada año hay muchos nuevos y buenos vinos, gracias al buen hacer de los grandes enólogos de este país.

Pago de los Capellanes es uno de los nombres imprescindibles de Ribera del Duero. El Nogal 2020 es uno de sus grandes vinos de parcela que nace en un viñedo propiedad de la familia Rodero Villa, dueños de la bodega. Exclusivamente tinto fino plantado en una ladera a 850 metros de altitud, sobre suelos de arena y piedras en el pueblo de Mambrilla de Castrejón, a poca distancia de las instalaciones centrales de la firma. El vino realizó una larga crianza de 22 meses en barrica de roble francés con el fin de potenciar su gran capacidad de guarda. Una espera paciente para obtener un vino concentrado y elegante, lleno de fruta negra madura salpicada de aromas especiados, con una boca amplia y redonda, equilibrada, con taninos abundantes, que termina en un largo final con sensaciones frescas. Magnífico. Un vino que se disfruta desde el primer sorbo y que se acaba antes de lo que te esperas.