Un bar como los de antes, a los que le ponían el nombre de la calle, está en Maestro Gozalbo 29. Es un local vanguardista pero con la filosofía de los bares de toda la vida en cuanto a su concepción de la carta. Platos para compartir, tipo tapas, con un emblemático plato de pasta que llaman los "Macarones de la abuela" que hace las delicias de los niños y también de algunos mayores. Gildas, ensaladilla, bravas, salpicón, tortilla de patatas hecha al momento, cabeza de jabalí, lomo ibérico, croquetas o ensalada de tomate, son el armazón de lo que aquí se puede tomar. Incluso puedes disfrutar de una Katsu Sando ibérico o un mollete de pastrami. La terraza es ideal para una mañana de primavera al sol clemente de la mejor estación del año. El local, que era el de la antigua Chipirona, ha sufrido algunas modificaciones pero mantiene la estructura que le condiciona la edificación.
Para imbuirnos de la esencia de la vocación barera del establecimiento nos inclinamos por platos muy propios de este tipo de locales, empezando por una ensaladilla con carpaccio de gamba. Reconozco que la gamba marca un estatus de bar de nivel alto. Se aprecia buen producto y buena elaboración. Vamos bien encarrilados.
Nos llamó la atención este lomito ibérico Casalba, somos de buenos embutidos, aunque a este le hubiéramos agradecido un poco más de curación, estaba algo tierno, aunque no le afectaba mucho al sabor.
¿Quién se resiste a una tortilla de patatas recién hecha? y además con unas lonchas de paletilla ibérica encima. Agradecimos la advertencia de que venía algo jugosa (huevo sin terminar de cocer) lo cual han de tener en cuenta a los que les guste bien cuajada. Salió bien, ni muy cruda ni muy hecha. El detalle de la paletilla le aporta nivel al plato, igual que pasaba con la gamba de la ensaladilla.
Hay que darle una nota alta al mollete de pastrami Casalba, para mí lo mejor del día. Bien equilibrado con su toque de mostaza y la base de crema de queso. Tenlo en cuenta cuando vayas.
En carta solamente hay tres postres, la consabida tarta de queso, un fondant de chocolate y este otro que consta de una ganache de chocolate con aceite, sal y nibs de cacao. Muy rico, sin duda, buen chocolate. Venía acompañado de croissants a la plancha.
La carta de vinos es bastante interesante, con referencias atractivas y buenos precios, pero, a pesar de que tienen buenos vinos y buena cristalería, carecen de alguno de los instrumentos necesarios para dar un completo servicio. Pedimos en primer lugar un Viña Pedrosa 2021, un vino que a pesar de su juventud pide un jarreado pues se encontraba muy cerrado y con un dominio absoluto de aromas terciarios que requerían de una aireación. Sus 18 meses en barrica y otros tantos en botella, en un ambiente reductivo, necesitaban un despertar vigoroso. La sorpresa fue que al pedir un decantador o en su defecto una jarra de cristal, nos dijeron que no tenían ni una cosa ni la otra. Con lo cual tuvimos que aparcar este vino y llevárnoslo a casa para disfrutarlo cuando se hubiera abierto. Lo cual hizo perfectamente y por la noche estaba exquisito. Estoy seguro de que esto se debe a una imprevisión propia de la reciente apertura y que seguro será resuelta sin dilación.
Gracias a la situación anterior pudimos disfrutar de un segundo vino, en este caso un Monastrell de Bodega Cerrón, con 11 meses de barrica y menos tiempo en botella. Este Matas Altas estaba perfecto para tomar desde el primer sorbo. Es un vino tinto que seduce por su balance perfecto entre frescura y concentración. Tiene 94 puntos Parker. Esta bodega tiene auténticas joyas en su catálogo.
Sea bienvenido un lugar más para disfrutar del placer de comer y beber.